En el municipio de Moraña encontramos un resto prehistórico de importancia, el menhir neolítico que se conoce como la Lapa de Gargantáns por encontrarse situado en la parroquia que tiene el mismo nombre.
El símbolo del municipio
Este menhir es uno de los monumentos con mayor valor del municipio de Moraña y fruto de ellos es su uso como elemento único en el centro del escudo del municipio. Sus propiedades en cuenta a dimensiones y estado de conservación hacen que sea algo único en Galicia.
El Menhir fue descubierto en el año 1958 y por el momento se desconoce su verdadera funcionalidad. Algunas teorías apuntan a motivos religiosos, otros a cuestiones de límites territoriales o incluso pueden ser marcas con signos funerarios. La forma del menhir y algunos de sus grabados recuerdan también a un falo, algo que puede relacionarse de alguna manera con un monumento con fines vinculados a los ritos de fecundidad.
Los expertos catalogan esta Lapa de Gargantáns en fechas aproximadas de entre los 3.000 y el 2.000 antes de Cristo. Casi tres décadas después de su descubrimiento, el monumento prehistórico fue excavado y documentado y hoy en día se encuentra debidamente señalizado para las visitas, que son gratuitas. Fue precisamente en los trabajos de documentación y estudio cuando se descubrió que el menhir podía haber sido en el paso mucho más grande y también se decidió trasladarlo al lugar en el que se sabía que estaba su posición original, a medio kilómetro de distancia de donde fue descubierto.
¿Cómo es el menhir?
La Lapa de Gargantáns mide aproximadamente 235 centímetros de altura, si bien la parte que se encuentra a la vista está ligeramente por encima de los 190. Tiene forma de cono y un diámetro en la base de medio metro. Más redondeada en la punta, su base se va adoptando a formas más cuadradas y se aprecia un corte en ella que puede indicar que en su origen el monumento neolítico era de mayor tamaño.
El menhir cuenta también con marcas a lo largo de su estructura con grabados en forma de ángulo y dos líneas serpenteantes. También se aprecia en él unas dos decenas de marcas o cazoletas, es decir, pequeños huecos de forma redondeada que han sido hechos de forma no natural en la roca.