Galicia es tierra de historias y misterios, y sus petroglifos son un claro ejemplo de ello. Estas enigmáticas marcas grabadas en la piedra, cargadas de simbolismo, han sido puntos de referencia para los habitantes de la región desde tiempos remotos. Uno de estos lugares mágicos es el Petroglifo de Xampardiño, situado en los límites de los municipios de Fornelos de Montes y Pazos de Borbén.
Una estación rupestre con buenas vistas
Los Petroglifos de Xampardiño se encuentran, muy cerca de una gran roca que marca el territorio de tres concellos: Fornelos, Pazos y Soutomaior. Este marco divisorio está adornado con iniciales y una cruz grabada, señalando la importancia histórica y territorial de la zona. La roca principal alberga grabados en forma de círculos y pequeños huecos conocidos como coviñas.
Para llegar al Petroglifo de Xampardiño, basta con dirigirse a Calvos y seguir una pista de tierra desde O Pereiral. El recorrido, de unos 2 kilómetros, permite disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza gallega antes de encontrarse con este testimonio del pasado.
Este lugar, además de su valor arqueológico, ofrece unas vistas impresionantes: el Monte da Peneda y parte de la Ría de Vigo completan un paisaje que invita a la contemplación. No es el único petroglifo cercano, ya que en los alrededores, especialmente en Calvos y Pazos de Borbén, se pueden encontrar más ejemplos de este arte rupestre.