El Puente del Burgo es uno de los más singulares y reconocidos puentes de la ciudad de Pontevedra. El puente medieval hoy en día es peatonal y cruza Lérez para comunicar el centro de la ciudad con las calles al otro lado del río.
¿Cómo es el puente?
El Puente del Burgo está fuertemente vinculado a la historia de la ciudad como germen de su propia fundación. Se encuentra referencias ya de dicha construcción que cruza el río Lérez desde el siglo XII, cuando hablan de un viejo puente romano o Puente Viejo en un acuerdo de paz entre los reyes Alfonso de Portugal y Fernando II de León.
Hoy hablamos del Puente do Burgo como un puente medieval, pero lo cierto es que esta infraestructura del siglo XII es una reconstrucción de un puente romano anterior que formaba parte de una de las más importantes vías de comunicación romanas, la vía XIX. El puente es también zona de paso importante en la ruta del Camino Portugués hacia la catedral de Santiago de Compostela y las conchas de piedra que lo decoran dan buena cuenta de ello.
El Ponte do Burgo está formado por once arcos rebajados de medio punto y hecho en sillería medieval. A lo largo de su historia ha ido sufriendo diversas modificaciones para ajustarse a las necesidades de tránsito, sobre todo en cuanto al tráfico rodado. Una de las últimas antes de hacerse peatonal tuvo lugar a mediados del pasado siglo XX, momento en el que amplió para dotarlo de aceras en ambos lados y dos carriles en el interior para la circulación de los coches.
La gran modernización
El ayuntamiento de Pontevedra acometió en el Puente del Burgo y su entorno una importante remodelación con el objetivo de hacerlo peatonal después de siglos abierto a la circulación del tráfico rodado.
La presencia de otros muchos puentes abiertos al tráfico antes y después del Burgo, incluido el de más reciente inauguración Puente de las Corrientes, hizo posible esta restricción en el tráfico que comenzó a trabajarse en el año 2019 y concluyó en verano del 2020.
Los trabajos de peatonalización incluyeron el asfaltado de todo el puente, el cambio en las barandillas laterales y la instalación de una iluminación especial que por las noches hace bonitos efectos de luces y reflejos con el agua del Lérez. La iluminación puede además ajustarse en color según la ocasión.