El antiguo puente de Baños de Molgas no solo es una obra arquitectónica, sino un testimonio perdurable de la conexión entre el pasado y el presente de esta región.
Casi dos milenios de historia
Con dimensiones de 4 metros de ancho y un arco medieval de aproximadamente 10 metros de luz, este puente ha sido testigo de épocas gloriosas. Su construcción en el siglo II se atribuye a la VÍA NOVA XVIII, concebida por Tito Flavio para unir Bracara y Asturica. Este monumento histórico se alza como un vestigio de esa empresa monumental, una arteria vital que conectaba la región de Salientibus, mencionada en los registros de Antonino, y asociada a las tierras de Baños de Molgas.
A lo largo de los siglos, el puente ha sido objeto de renovaciones, evidenciadas por la presencia de almohadillado que data de épocas anteriores a las reformas en los siglos XIV, XVIII y XX. La singularidad de su bóveda abocinada y su tendencia circular lo hacen un ícono arquitectónico de la región.
Pese a su innegable legado romano, hay debates sobre su origen debido a aspectos como el ancho del puente y la necesidad de cruzar el Arnoia en esa ubicación. Aunque algunas teorías cuestionan la conexión directa del puente actual con la Roma antigua, los restos arqueológicos y la presencia del almohadillado respaldan su legado histórico. Además, la existencia de manantiales sugiere el paso ancestral por este lugar.