Uniendo los municipios de Mazaricos y Zas, en la parroquia de Brandomil, el río Xallas se cruza desde hace siglos de historia por el Puente de Brandomil, una joya arquitectónica cargada de pasado romano y medieval.
Ingenio romano y medieval
El puente, situado junto a un antiguo castro y los vestigios de una villa romana, refleja en su estructura las diversas épocas de construcción que lo marcaron. Con cuatro arcos de medio punto y tajamares triangulares, muestra una combinación de técnicas romanas y medievales. Aunque se cree que su origen data del siglo I, sufrió importantes modificaciones en la Edad Media y ligeros refuerzos en el siglo XVIII. A lo largo del tiempo, sirvió como punto de paso para viajeros, comerciantes y peregrinos en ruta hacia Santiago o Finisterre.
Este lugar no solo es un enclave natural privilegiado, sino también un testigo vivo de los caminos romanos que conectaban el interior de Galicia con la costa. Hoy, el Puente de Brandomil sigue siendo una parada fascinante, realzada por un área recreativa cercana, ideal para disfrutar de la playa fluvial y la tranquilidad del entorno. Además, su ubicación junto a la carretera AC-441 ha permitido que se conserve en buen estado, evitando el desgaste del tráfico moderno.