En las inmediaciones de A Arroteña y A Costa, en el concello de Covelo, yacen los discretos restos románicos de la primitiva iglesia de Santa María de Casteláns, datada en el siglo XII. A fines del siglo XVIII, en A Costa, surgió la nueva iglesia barroca de Casteláns, relegando al olvido y abandono total la capilla románica.
Restos del ábside
Actualmente, los vestigios visibles consisten en los restos del ábside románico pentagonal, ya que poco más subsiste en su ubicación original. Este ábside formaba parte de un antiguo monasterio benedictino femenino.
A pesar de la falta de referencias documentales directas sobre los orígenes y evolución de este monasterio benedictino femenino, su historia se entreteje con la permuta realizada en 1516 con el monasterio cisterciense de Santa María de Melón. Sin embargo, la supresión de su dignidad abacial y su anexión a la Mesa Capitular de Tui indican que ya había enfrentado la crisis bajomedieval.
Aunque apenas contamos con restos materiales, las imágenes históricas recopiladas antes del desmantelamiento permiten una aproximación a la planta y alzado de la iglesia. Se revela un ábside poligonal precedido por un tramo recto, una nave única y un arco triunfal doblado de medio punto. Los detalles ornamentales, como las ventanas con arquivoltas decoradas, las columnas y capiteles, sugieren una construcción datada en torno a 1180, marcando el debate entre tradición y modernidad.
Restos trasladados
En un intento de preservar la historia, algunos elementos ornamentales fueron trasladados a los jardines del Gran Hotel del Balneario de Mondariz a principios del siglo XX. Diversas piezas, provenientes no solo de la iglesia de Casteláns, sino también de otros lugares como Padróns o Riofrío, adornan hoy los jardines de este hotel.
Los restos del edificio están dispersos entre su ubicación original en Casteláns, el jardín trasero del Gran Hotel de Mondariz Balneario, y la capilla de San Roque en Pontevedra, donde se reutilizaron algunas piezas.
Las columnas reutilizadas en la capilla de San Roque en Pontevedra cumplen funciones similares a las que tenían en Casteláns, respaldando la triple arcada de la portada de la sala capitular. Estas columnas, con basas y capiteles cilíndricos, junto con canecillos decorados, se datan a finales del siglo XIII o principios del XIV.
Aunque la historia de Santa María de Casteláns ha quedado fragmentada, sus ruinas dispersas y la reubicación de elementos decorativos nos permiten vislumbrar su pasado románico y la complejidad de su evolución a lo largo del tiempo.