La zona de A Guarda fue de notable valor en el pasado en lo que se re fiera a la industria de la obtención de sal. Poblaciones romanas y prerromanas explotaron esta zona para obtener este valorado elemento y prueba de ello son las salinas rupestres de Camposancos.
I y II a.C.
La prueba de que la obtención de sal en A Gaurda era mucho anterior a la llegada de los romanos, algo que podemos ver en los restos arqueológicos muy próximos de O Seixal, la encontramos en la parroquia de Camposancos. Aquí podemos ver los restos de unas austeras salinas rupestres que pueden datar de los dos siglos previos a nuestra era.
Estas salinas prerromanas son unas pías salineras de pequeño tamaño. Las poblaciones de hace más de 2.000 años trabajaron las rocas para crear de forma artesanal unas pilas de poca profundidad pero que servían para acumular el agua salada que, al evaporarse, dejaban el sedimento de la sal para el consumo propio de los lugareños de la zona.
Se contabilizan unas 30 pías en la zona de Camposancos que con el paso del tiempo se han querido poner en valor, balizando algunas con unas barreras de madera que las marcan y protegen. Algunas de estas pías están pegadas a la costa y otras alejadas hasta 100 metros del mar.