En el ayuntamiento de A Pastoriza, que se encuentra en el interior de la Provincia de Lugo y a 42 kilómetros de la capital, se encuentra la iglesia Parroquial de Santa María de Bretoña, un templo religioso de relevancia que deja pruebas de la presencia bretona en la comunidad gallega.
Los Bretones en Galicia
La provincia romana de Britannia fue abandonada por sus locales entre los siglos IV y VI y, aunque muchos fueron a parar a la Península Armónica, unos pocos decidieron fijar su destino en lo que antes era conocido como Gallaecia. El Obispado-Provincia que fundaron en Bretoña estuvo consolidado hasta el siglo XIX, etapa en la que se eliminó el Reino de Galicia. Durante algún tiempo la parroquia de Bretoña, en A Pastoriza, fue la capital de las tierras de los bretones en el reino de Galicia.
En Galicia se conservan pocos vestigios de la llegada de Bretones, entre los siglos IV y VI, pero el reducido grupo de invasores se asentó en parte de nuestro territorio y fundó un Obispado - Provincia cuya sede era el monasterio de Santa María de Bretoña.
Otros lugares de interés del municipio son la casa del Obispo y la Casa del Pazo, ambas también en Bretoña. Esta última era propiedad del Rey Don Pelayo, del Antiguo Reino de Galicia.
La iglesia
La iglesia parroquial de Santa María de Bretoña es realmente el único resto que se conserva de la antigua capital de los bretones. La iglesia actual es de reciente edificación, aunque reposa sobre los únicos restos conservados del monasterio del Obispado Bretón en Galicia y para su levantamiento se hizo uso de varias piedras de las ruinas del antiguo monasterio.
En la entrada a la torre se puede encontrar una cabeza de ángel de esta época y en los alrededores del templo se divisan los muros de un castro sobre el que estaba asentado el emplazamiento. En 1970 se llevó a cabo un trabajo arqueológico en la zona que permitió sacar a la luz lo que fue la estructura del monasterio original. Así, se encontraron sepulcros nobles, las estancias del templo y algunas divisiones interiores. Todas estas ruinas hablaron a las claras de lo que fue el terror de sus últimos días, pues el lugar fue asediado y quemado por las invasiones vikingas.