La realización del P.I.R. es, en la actualidad, la única vía directa para obtener la especialidad.
Ser especialista en psicología clínica significa poseer las competencias para evaluar, diagnosticar y tratar psicológicamente cualquier problema que afecte a la salud mental de las personas. No todos los psicólogos son psicólogos clínicos, así que la especialidad vía P.I.R (equivalente al M.I.R de las especialidades médicas) aporta una garantía de formación y experiencia.
Algunos de los problemas clínicos que diagnosticamos son trastornos del estado de ánimo (depresiones, cuadros bipolares), trastornos por angustia (crisis de ansiedad, agorafobia...), trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, comer emocional...), cuadros obsesivos (TOC), trastornos de personalidad, fobias, somatizaciones...
Pero ser psicólogo clínico también significa que puedo ayudarte si tu problema está relacionado con la superación de una crisis vital, el estrés producido por un cambio significativo o por una situación laboral compleja, problemas de relación, separaciones, insatisfacción vital crónica, falta de objetivos y motivación, problemas de autoestima y timidez...
Podemos realizar terapia individual, de pareja y familiar y ésto, tanto en personas adultas como adolescentes o niños.
Mi forma de trabajar es integradora, consiste en hacer un esfuerzo por aunar herramientas terapéuticas de distintas escuelas y adaptarlas a las diferentes necesidades del paciente, que se convierte así en el protagonista, porque cada persona es única y no queda definida por una sola etiqueta. Aunque mi formación académica es eminentemente cognitivo-conductual y sistémica, la terapia que realizo está centrada en soluciones, sin olvidar por ello, las dinámicas subyacentes a la conducta y la necesidad de entender (y entedernos) que compartimos todos los seres humanos.