En el municipio de Cualedro descansa un tesoro de la antigüedad: el Castro de San Millao, un asentamiento arqueológico que evoca misterio y majestuosidad.
El escenario histórico
Estratégicamente posicionado sobre una colina de 696 metros, el castro se erige protegido por el estrecho valle del Río Picho o dos Muíños al sur y al oeste. Aunque su flanco más suave carece de defensas naturales, los antiguos habitantes lo fortificaron con murallas, fosos profundos y estructuras defensivas. Las murallas, que han resistido el paso del tiempo durante dos mil años, nos brindan una visión impactante de su estructura original.
Datado entre los siglos I a.C. y II d.C., el Castro de San Millao ha sido objeto de excavaciones en el siglo pasado. Su relevancia histórica y su imponencia lo convierten en un sitio imperdible de esta zona. Junto al Castro de Saceda es uno de los dos importantes yacimientos castreños que hay en Cualedro.
Las impresionantes defensas
Las murallas, fosos y estructuras defensivas conforman la esencia del lugar. A Cidá do Castro, conocido también como Castro de San Millao, está en la parroquia del mismo nombre, en la comarca de Verín. Su posición estratégica, rodeada de la exuberante belleza natural de Galicia, nos transporta a tiempos ancestrales y permite vislumbrar un gran paisaje desde sus alturas. Desde las alturas, se desvela la extensión del recinto principal y los sectores secundarios al este y oeste. La cidá se extiende ante nuestros ojos, sus piedras cargadas de historias y misterios.
Una imagen aérea del Castro nos permite distinguir el recinto principal del Castro de San Millao y los dos secundarios a los flancos, todos ellos delimitados por su basta muralla. Además, podremos ver también uno de los elementos distintivos de este lugar, que no es otra cosa que su extensión de piedras hincadas en formato vertical, si bien hoy en día algunas ya han perdido la verticalidad. Esta curiosa disposición de piedras servía como estructura defensiva frente a los ataques por tierra. No es muy común en los castros de Galicia, pero la Cidá do Castro es uno de los pocos ejemplos conservados.