Junto a la capilla de San Juan de Marrubio, en Montederramo, se encuentra el cruceiro de Marrubio y dos petos de ánimas en los cuales solo quedan conservadas las hornacinas.
Bien conservado
El Cruceiro de Marrubio, una reliquia que despierta la curiosidad de propios y extraños por su excepcional conservación de policromía, una rareza en esta región. Data del año 1778 y es un testimonio fascinante de la historia y la devoción arraigada en la cultura gallega.
Este monumento ostenta la figura de Cristo, observado atentamente por San Antón, quien lo sostiene por la cintura, mientras bajo los pies de Cristo yace una calavera junto a dos tibias. En el reverso, se encuentra representada la Virgen María. La base del Cruceiro alberga varias figuras simbólicas, como una escalera, clavos y tenazas, todos elementos que rememoran la bajada de la cruz del cuerpo de Jesucristo.
Una estructura compuesta por un baldaquino le otorga resguardo y, posiblemente, ha sido clave para preservar su policromía a lo largo de los siglos. A cada lado de la puerta de entrada a la capilla, sobre el muro circundante, reposan dos hornacinas que alguna vez formaron parte de sendos petos de ánimas. Estas eran huchas utilizadas por los devotos para depositar limosnas y purgar sus pecados más rápidamente según la creencia popular.