En el concello de As Nogais, en la provincia de Lugo, Galicia, se encuentra un tesoro arquitectónico que ha resistido el paso del tiempo y guarda en sus muros siglos de historia y devoción: la Iglesia de Santo André. Este templo se alza en una plataforma montañosa que ofrece impresionantes vistas del valle, creando así un entorno espiritual y sereno.
Reconstruida
La historia de esta iglesia se remonta al siglo XVII, aunque antes de esa época, los registros son escasos. No se conserva ninguna información sobre el templo que existió antes de ese período. Sin embargo, gracias a documentos de las visitas pastorales del siglo XVIII y a los libros de fábrica de la misma época, podemos trazar su evolución y entender su importancia en la comunidad local.
En 1768, el obispo de Lugo realizó una visita pastoral y quedó consternado por el estado casi ruinoso del templo. Recomendó una extensa renovación que culminó en 1782. Durante este proceso de reconstrucción, se levantó la fachada neoclásica actual, caracterizada por su sencillez, con una puerta, una ventana y una espadaña para las campanas. Los muros de la iglesia están construidos con mampostería de lajas de piedra pizarrosa, mientras que se utilizaron piedras calizas importadas para los elementos decorativos, arcos y columnas.
En el exterior, se pueden apreciar los cambios y añadidos a lo largo de los años, incluyendo contrafuertes pesados y una pequeña saetera en el lado norte, ahora tapiada. Aunque ha perdido parte de su antigua cornisa, aún conserva canecillos y ménsulas con decoración variada, que cuentan una historia única a través de sus formas.
Pasado prerrománico
La planta de la iglesia sigue el diseño típico de los templos románicos rurales de Galicia, con una única nave y un ábside semicircular. Sin embargo, lo que hace que Santo André sea único es la reutilización de elementos de una iglesia prerrománica anterior en su construcción. La construcción y decoración de Santo André se ubican en el siglo XIII, con rasgos del emergente estilo gótico. A pesar de la falta de recursos en el taller local, la iglesia muestra una transición interesante de lo románico a lo gótico en su arquitectura.
Expertos han especulado sobre la posibilidad de que la antigua iglesia tuviera una orientación norte-sur, con las puertas laterales actuales como acceso principal y el arco triunfal de la capilla mayor respectivamente. Aunque algunos creen que la capilla cuadrada en el lado norte era originalmente el ábside, una observación más detenida sugiere que es una construcción moderna.
Lo que sí se puede afirmar es que estas dos puertas laterales, con arcos de medio punto doblados y tendencia a la herradura, probablemente sirvieran como accesos a la iglesia en la época prerrománica. En la iglesia románica posterior, estas puertas se integraron en los nuevos muros, como se puede observar en el interior, donde los arcos que las enmarcan son de estilo románico.
El ábside, de proporciones elegantes, se conecta a la nave mediante un arco apuntado doblado y reforzado por un arco formero sostenido por dos columnas lisas. En su interior, presenta un corto tramo recto y un tambor semicircular cubierto por las tradicionales bóvedas de cañón y cuarto de esfera. La cornisa que lo rodea es notable por su diversa decoración, que incluye figuras de aves, un lagarto, formas geométricas y un exhibicionista.