En el concello de Monterroso y rodeada por el tranquilo paisaje rural gallego, se encuentra la Iglesia de San Miguel de Esporiz, un auténtico tesoro del románico que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Transformada a lo largo de la historia
Construida en la segunda mitad del siglo XII, esta iglesia ha sido testigo de varias transformaciones, desde reformas en el siglo XVI hasta la renovación de su presbiterio en el XIX.
El edificio cuenta con una nave rectangular, un ábside cuadrado y una sacristía adosada al lado izquierdo del presbiterio. Sus muros de mampostería y granito, coronados por un tejado a dos aguas, confieren al templo una apariencia sobria y robusta. Destaca su portada principal de arco de medio punto, decorada con arquivoltas y columnas cuyos capiteles están finamente esculpidos con motivos vegetales y animales, como aves estilizadas de largos picos. La portada sur, aunque más sencilla, conserva su encanto con un tímpano adintelado que la hace única.
En el interior, la iglesia sorprende con su arco triunfal, también de medio punto, decorado con detalles geométricos y apoyado en columnas ornamentadas. Los muros de la nave presentan arcosolios que resguardan piedras de armas, una muestra de su historia viva, con inscripciones que datan de 1588. Bajo capas de cal, se encuentran pinturas murales de gran valor artístico, esperando ser redescubiertas.
El entorno del templo también merece atención, con un cruceiro sencillo que aporta un aire de serenidad al conjunto. Además, los canecillos decorativos en el tejaroz y las piezas reutilizadas en el atrio hablan del constante diálogo entre el pasado y el presente de esta joya arquitectónica.