En plena ría de Vigo encontramos una pequeña isla que está gestionada por el ayuntamiento de Redondela, la Isla de San Simón. El archipiélago está compuesto por dos islas, San Simón y San Antón, unidas por un puente de piedra de tres ojos, y dos islotes rocosos, San Bartolomé y Cobreiro.
Numeroso es el patrimonio histórico de la isla, del que cabe destacar los tres usos fundamentales que le dieron a la misma. Desde el uso del lugar para la vida monacal durante la edad media, a la utilización como lazareto marítimo donde los tripulantes y pasajeros de barcos procedentes de otros puertos pasaban la cuarentena y, finalmente, como cárcel durante la Dictadura del General Franco.
El lazareto
Dejando un lado unos comienzos en la edad media en los que San Simón era un lugar de retiro monacal por el que pasaron templarios, franciscanos o pascualinos, el primer uso verdaderamente importante que se le da a esta isla es el de lazareto.
El lazareto de San Simón fue inaugurado en verano de 1838 como manera de mantener la península a salvo de enfermedades infecciosas que llegaban a través del mar en los muchos barcos que llegaban hasta la costa. Enfermos contagiosos de peste, cólera o lepra debían permanecer en este lazareto, normalmente sin curación posible y esperando una muerte segura. Otros marineros simplemente se veían obligados a pasar una cuarentena en la isla hasta confirmar que venían sanos de sus largos viajes y poder llegar después a tierra.
La orografía de la Isla hacia posible esto, pues los enfermos de gravedad permanecían en el islote de San Antón detrás de unas grandes puertas, mientras que los demás estaban cómodamente instalados al otro lado en otra isla más grande y bonita. El lazareto funcionó durante 85 años y algunos de los que allí murieron tienen sus restos mortales reposando en el cementerio de la isla de San Antón.
Campo de concentración
El estallido de la Guerra Civil español le dio un uso a la Isla de San Simón todavía más funesto que el anterior, el de campo de concentración para prisioneros del bando republicano. Los primeros presos fueron vecinos del propio contorno del sur de Galicia, pero con el tiempo los presos fueron aumentando y allí acabaron llegando personas traídas desde todo el Norte de la península y desde León.
El campo de concentración, que nunca fue reconocido como tal, se mantuvo en funcionamiento hasta el año 1943 y son incontables los muertos en el lugar. Muchos ajusticiados en “paseos” nocturnos, otros victimas de las insalubres condiciones de vida de la isla y el hacinamiento del que eran víctimas.
Abandonado su uso como campo de concentración, la Isla pasó a ser un lugar de recreo para la Guardia de Franco. En 1950 un accidente de estos militares supuso la muerte de 43 personas en lo que aun hoy es uno de las mayores tragedias marítimas de la Ría de Vigo en los últimos cien años. Una cruz en una roca cercana a la Isla de San Simón recuerda a estas víctimas.
San Simón en la actualidad
Actualmente, la isla, está declarada como Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico y está equipada con espacios para exposiciones, centro de documentación, auditorio multiusos, casa de cultura, comedor y residencia.
En los meses de verano diferentes navieras organizan excursiones guiadas por la isla que sirven para entender la dimensión y toda la historia trágica que rodea a San Simón.
Una zona de fondeo junto a su puerto de entrada también acerca a muchos barcos a tomarse un baño a resguardo del viento en la zona de la isla menos expuesta al mal abierto.
Mención aparte merece el plano cultural, pues desde el año 2011 la Isla de San Simón es sede de un peculiar festival de música, el conocido como Festival Sinsal, en el que los amantes de la buena música hacen una compra a ciegas de las entradas. El cartel de grupos y solistas que interpretarán allí sus piezas es secreto hasta el propio día del festival. Son tres días de música en el que el control por el cuidado del lugar es mayúsculo.