La isla de Tambo es una pequeña isla situada en medio de la ría de Pontevedra, frente a las poblaciones de Marín y Poio, siendo este último municipio el responsable de su gestión y mantenimiento. Cuenta con apenas 28 hectáreas de superficie en las que lo que más llama la atención es una frondosa arboleda en la que el eucalipto es la especie más abundante.
Historia de la isla
Las primeras trazas de habitabilidad que se encuentran en la isla datan de la Edad de Hierro. Prueba de ello son los restos de una antigua población castreña que se pueden encontrar en la zona más elevada de la isla.
Siguiendo con la historia debemos dar un gran salto en el tiempo para irnos hasta la Edad Media. En esta épica se levantó en Tambo un monasterio benedictino consagrado a Santa María de Gracia. San Fructuoso fue quien fundó este monasterio que con el paso de los años fue perdiendo peso y acabó derruido y abandonado. El pirata inglés Francis Blake está detrás de esta acelerada destrucción del monasterio. Pese a todo, todavía se pueden ver restos del mismo en lo que es la iglesia monasterial dedicada a San Miguel que fue reedificada en el siglo XVIII. También de la época medieval es un sepulcro antropomorfo encontrado en la isla.
La isla de Tambo fue también una leprosería y lazareto en el siglo XIX y años antes se sabe que fue habitada por vecinos de la parroquia poiense de Combarro.
De uso militar
Aunque hoy es el ayuntamiento de Poio el que ha recuperado la gestión de esta isla deshabitada, lo cierto es que durante muchos años del pasado más reciente de la isla, fue el ejército español el que ostentaba su titularidad. Tambo fue de uso castrense desde mediados del siglo XX hasta el año 2002.
Hoy la isla está totalmente desmilitarizada, pero en ella quedarán ya para siempre las instalaciones militares que allí se instalaron. En Tambo hay un polvorín subterráneo del que hacía uso la Escuela Naval Militar de Marín y también hay varios edificios que usaban para residencia los militares que allí se destinaban para las guardias. A pesar de que la isla está desmilitarizada y es el ayuntamiento de Poio el que la gestiona, la Escuela Naval todavía se sigue encargando de las labores de vigilancia, pues no está permitido por lo de ahora el desembarco libre en ella.
Para visitar la isla es necesario tener un permiso especial y durante los meses de verano diferentes asociaciones culturales y de vecinos de Poio organizan jornadas de visita y reconocimiento para un límite de personas que permiten visitar estas viejas instalaciones militares, así como la zona boscosa, el faro y la playa de arena casi virgen que puede verse desde la costa.