El Monasterio de San Julián de Samos está localizado en el ayuntamiento de Samos, en la provincia de Lugo, fue fundando en el siglo VI y pertenece a la orden de los benedictinos. En sus muchos años de historia, fue un colegio de Teología y Filosofía. Al mismo tiempo, es una parada indispensable en el Camino de Santiago, ya que cuenta con una hospedería.
Este es uno de los tres monasterios de Galicia que todavía hoy están habitados por monjes.
¿Cómo es el Monasterio de Samos?
En el conjunto monástico de San Julián de Samos podemos reconocer distintos estilos arquitectónicos como pueden ser el gótico tardío, el renacentista y el barroco, aunque el denominador común en toda la obra es la búsqueda de la grandiosidad, ya que todas sus dependencias son de enormes proporciones, al mismo tiempo, que destaca por la sobriedad en la decoración.
Cuando hablamos de la iglesia, nos referimos a un templo barroco que tiene planta de cruz latina con tres naves construida entre 1734 y 1748 y que destaca por su monumentalidad. Pero lo que realmente llama la atención son los dos claustros.
- El claustro grande o de Feijoo, el mayor de España por sus 3.000 metros cuadrados (54 m. de lado), fue construido en el siglo XVI y es de estilo herreriano; destaca en el centro la enorme estatua del Padre Feijoo, obra de Francisco Asorey.
- Claustro Pequeño o de las Nereidas, es más antiguo y recibe su nombre por la fuente central (siglo XVIII) cuya copa es sostenida por cuatro esculturas que representan a este ser mitológico.
Son también dignos de mencionar los frescos con los que cuentan los claustros, así como la sacristía barroca del templo, una obra de finales del siglo XVIII. Mención especial también a su biblioteca, la cual fue repoblada en sus estanterías luego del regreso de los monjes al monasterio en el año 1880.
La historia del cenobio
La historia del municipio de Samos está ligada a la de su monasterio, ya que la apacibilidad de sus tierras hace de éste un lugar ideal para la oración y el retiro. El cenobio fue fundado en el siglo VI por San Martiño de Dumio y poco después fue San Fructuoso quien se encargó de renovarlo. Una inscripción en los muros del propio claustro nombra también al obispo de Lugo, Ermefredo, como uno de los responsables de su reconstrucción.
Este es un lugar con mucha historia que sirvió de refugio miembros de la realeza como Alfonso II de Asturias, el Casto, años después de la reconquista. Ya en el siglo X son los condes Arias Menéndez y Gutiérrez Menéndez los que ponen el cenobio bajo su protección.
El monasterio fue uno de los centros culturales de mayor relevancia de todo Europa durante la Edad Media. En 1558 un devastador incendio destruyó el cenobio, conservándose de las construcciones medievales únicamente una puerta de la antigua iglesia (siglo XIII), la capilla del Salvador, una columna y un fragmento de una placa de mármol del siglo IX. Mientras que la iglesia, los dos claustros y el resto de las dependencias monásticas son de época moderna.
Éste no sería el único incendio que asoló la estructura, pues en 1951 volvió a ser pasto de las llamas, con la consiguiente obligación posterior de ser nuevamente reconstruido.