Hace algunos siglos muchas de las ciudades importantes de Galicia estaban protegidas por murallas. Estas servían para como defensa de la urbe y sus edificios más importantes y también como manera de controlar los accesos a la misma. La villa de Pontedeume contaba también sus propias murallas y hoy aún quedan algunos restos de las mismas.
Junto a la iglesia de Santiago
Como ya hemos explicado, las murallas defensivas en las ciudades estaban para dar una protección a la ciudad de posibles ataques externos. Cuando esta funcionalidad básica dejó de ser prioritaria y las urbes empezaron a crecer, las murallas empezaron a ser un obstáculo que impedía esa expansión de las ciudades y por eso empezaron a derivarse, cosa que ocurrió en Pontedeume.
Hoy en día únicamente quedan en pie algunos trozos de la vieja muralla de Pontedeume, los cuales podemos ver junto al atrio de la iglesia de Santiago, una placa así lo recuerda. Esta muralla data del siglo XIV y fue un proyecto de Fernán Pérez de Andrade.
Cuando la muralla estaba íntegra, contaba con tres puertas principales y otras tres secundarias. Uno de los restos más significativos que quedaron en el pasado fue el conocido como el Arco de Maldonado, derribado en 1905 y situado en continuidad con la casa Maldonado, justo frente al puente de la ciudad. Precisamente la puerta del Puente, fue también la última en ser demolida también en el arranque del siglo XX.