Enclavado al sur de Xunqueira de Ambía, las ruinas del Balneario de Porteiro narran un relato de decadencia en el paisaje gallego, especialmente en el turismo termal del pasado siglo.
Siglo XX
A pesar de su desolado estado y su amenaza de derrumbe, las ruinas del Balneario de Porteiro muestran vestigios de un pasado glorioso. Aunque ahora se encuentren abandonadas, la zona aún recibe la visita de algunos lugareños, conscientes de las propiedades de sus propiedades medicinales.
Las raíces de este balneario se remontan a 1828, cuando Emeterio Prieto descubrió el manantial. Desde entonces, sus aguas fueron aprovechadas para baños e incluso para beber. Construido a principios del siglo XX el lugar acogió a numerosos usuarios que ya antes acudían a las primitivas instalaciones que había en el lugar para darse un baño en las aguas termales ya descubiertas y así beneficiarse de las propiedades terapéuticas. Eran estas aguas calificadas como aguas alcalinas, bicarbonatadas sódicas y litínicas con temperaturas variables.
En 1968 el balneario cesó su actividad, quedando en el olvido. Las ruinas actuales del Balneario de Porteiro reflejan sus antiguos esplendores: un edificio principal en desmoronamiento con habitaciones provistas de bañeras, una fuente en su pasillo principal y una tubería que canaliza el manantial sobre una bañera. Los restos de la leñera y otros edificios perduran en mal estado como testimonio mudo de su esplendor pasado.