Los restos de la Torre de Puga, e ubican en el concello de Toén. Son un testigo silencioso de épocas pasadas en esta región de O Ribeiro. Situada en el paraje de Olivar, cerca de un ancestral pazo vinculado a la misma familia, los Puga, esta torre se erige como un recordatorio imponente de su glorioso pasado.
En ruinas
Construida en los siglos XV o XVI, la elección estratégica de su ubicación no sorprende. Desde sus 180 metros de altura, la torre ofrecía una panorámica del valle del Miño y la entrada al valle del Barbantiño. Estas rutas eran vitales en la conexión entre Ourense y la costa, así como el norte de la provincia.
Propiedad del caballero D. Gonzalo de Puga en los siglos XV y XVI, la torre albergó una historia rica y fascinante. Hoy, sus restos, que incluyen la torre de homenaje y fragmentos de las murallas defensivas, difieren significativamente de su esplendor original. Gran parte de la sillería original fue reutilizada en la construcción del cercano Pazo de Olivar, también en estado ruinoso hoy en día.
Escudos de la familia Puga adornan sus entradas, sirviendo como testigos mudos de su noble pasado. Se rumorea que su último ocupante fue el cura de la parroquia, pero con el tiempo, la casa-castillo fue abandonada y ha permanecido en silencio hasta nuestros días.
También es conocida como "A Torre de María" por su última moradora, o "casa de Abaixo", en contraste con el Pazo de Puga, se ha transformado con el tiempo, evidenciando cambios notables, como adiciones de ladrillo y cemento datadas que son transformaciones del pasado siglo.