Aldeas abandonadasEl rural gallego ha sido objeto de algunos abandonos, pueblos que no hace tantas décadas estaban llenos de vida y de los que hoy apenas queda el esqueleto en forma de ruinas, muros comidos por el musgo y piedras en el camino. La aldea de A Peneda, en Arnoia, es un ejemplo claro de este éxodo del rural y la montaña.
Una antigua industria del vino
En el entorno del valle de Arnoia vemos los muros de las casas de esta antigua aldea, casi mimetizados por un paisaje de bosque autóctono en el que la naturaleza se ha abierto paso. Esta antigua aldea era más que una zona residencial, era un espacio antes ocupado por edificios que servían a una de las industrias más importantes de la zona del Ribeiro; la viticultura. Así, entre los edificios medio derruidos vemos lo que posiblemente fueron bodegas o lagares.
No existen referencias de cuándo se produjo exactamente el abandono de los edificios ubicados en la aldea de A Peneda, pero posiblemente fue antes de mediados del pasado siglo. En cuanto al origen de la pequeña población, posiblemente pueda estar relacionado con el apogeo de la industria del vino en la zona, entrado el siglo XVIII. En todo caso, los restos de las antiguas construcciones en ruinas son posteriores a esta época.
