En la parroquia de Vilaza, dentro del concello de Monterrei, se esconde un lugar con una historia fascinante: el Balneario de Requeixo. Fundado a finales del siglo XIX por el empresario Jacinto Becerra Romero, este idílico retiro aprovechaba las propiedades de las aguas minero-medicinales que fluían de un manantial cercano al río Búbal.
Aguas de grandes propiedades
Las aguas de Requeixo, conocidas por sus propiedades bicarbonatadas sódico-litínicas, fueron declaradas de utilidad pública en 1900 y reconocidas con la medalla de oro en la Exposición de Madrid de 1907. En su apogeo, el balneario contaba con un elegante hotel y jardines bien cuidados que atraían a clientes distinguidos, incluyendo obispos que bendecían sus instalaciones en 1900.
La serenidad y la armonía imperaban en el balneario, inmerso en la naturaleza y acompañado por el susurro del agua. Además, su ubicación cercana a la villa de Verín permitía a los visitantes explorar otros atractivos turísticos, como el Castillo de Monterrei y las festividades del Entroido.
En ruinas
A lo largo del tiempo, el Balneario de Requeixo cayó en el abandono y la decadencia, y hoy en día solo sobreviven las ruinas de lo que fue un destino emblemático para los amantes del turismo termal en la provincia de Ourense. A pesar de su estado, los alrededores del balneario siguen siendo un refugio para los amantes de la naturaleza y la pesca, con el río Búbal manteniendo su belleza y riqueza piscícola.
Actualmente, un ambicioso proyecto se encuentra en marcha para tratar de devolver al Balneario de Requeixo su antiguo esplendor y convertirlo en un motor turístico para la región. El objetivo final es restaurar la zona de baño y crear un espacio lúdico y cultural que resalte el valor del patrimonio histórico y natural del balneario.