La Casa Consistorial o sede del ayuntamiento de la ciudad de Lugo se encuentra ubicada en un lugar emblemático como es la Plaza Mayor. Son muchos los edificios históricos que rodean esta plaza, pero el del ayuntamiento es sin duda el principal de todos ellos.
Conjunto histórico artístico
La Casa Consistorial de Lugo es un edificio que ha sido declarado Bien de Interés Cultural o Conjunto Histórico Artístico por su valor arquitectónico e histórico. El motivo trasciende más allá de que sea la sede del gobierno local lucense, sino por su importancia artística y arquitectónica. Lucas Ferro Caaveiro es el arquitecto que diseñó este imponente edificio levantado en piedra.
El edificio de la Casa Consistorial es una de las joyas gallegas en el estilo barroco civil, el cual predomina en su fachada. Esta construcción se levantó en el siglo XVIII por la necesidad de construir un nuevo ayuntamiento de la ciudad en lugar de reformar y mejorar los anteriores. Las obras comenzaron en 1736 y la fachada, símbolo inequívoco de este edificio, se completó en 1744.
Las obras en el edificio no se dieron por acabadas completamente hasta más de cien años después, cuando se amplió su espacio fruto del mayor aumento de las labores administrativas en él y cuando se decide actuar en la torre del reloj.
¿Cómo es el edificio del ayuntamiento de Lugo?
El edificio que preside la Plaza Mayor de Lugo está compuesto por una fachada en dos alturas, siendo especialmente llamativo el nivel inferior por los ocho arcos de medio punto que descansan en sus correspondientes nueve pilares y que dotan de personalidad propia al edificio.
Justo encima de los arcos, en la planta superior, una gran balaustrada corrida de hierro forjado antecede a las puertas-ventanales, también ocho, que ordenadamente parece que coronan cada uno de los arcos inferiores del edificio. Podemos ver también en la fachada algunos escudos y una cornisa moldurada con pináculos y seis gárgolas.
La estética de la fachada se cierra con la peineta central con el escudo y dos torres rematadas en cruz y pináculos en cada esquina del edificio.
Cabe decir que toda la fachada anteriormente descrita se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo. No así otras estancias, que sí fueron objeto de ampliaciones, modificaciones y mejores para adaptarse a nuevas necesidades y a los tiempos modernos. Un claro ejemplo es la propia torreo del reloj del siglo XIX que es de estilo neoclásico.