Uno de los lugares más especiales de la localidad de Ribas de Sil es la huella que los romanos dejaron a su paso por la zona, la Mina Romana que se conoce como Mina do Covallón y que no tiene acceso permitido por razones de seguridad. Su ubicación es próxima a la aldea de Lousadela.
En busca del oro
En la Mina do Covallón los romanos buscaba oro, el preciado elemento que formaba parte de las montañas de la Ribeira Sacra. Es una mina de concepto primario en la que se trabajaba la roca directamente con la mano y las herramientas humanas y con la fuerza del agua.
El resultado del trabajo en la roca es más que visible. Un túnel excavado en cuarcita que supera los 30 metros de profundidad y alcanza los más de 120 metros de largo. No son túneles angostos ya que se pueden recorrer en su gran mayoría de forma erguida. La mina tiene un gran túnel de prospección y la galería de explotación a su lado, así como otros pozos mas protegidos de prospección que en tiempos de posguerra sirvieron incluso como refugio a los guerrilleros.
La ruta de la arqueología
Utilizando esta mina como uno de los grandes atractivos se puso en marcha en la zona lo que es el Complejo arqueológico de Covallón. Es esta una ruta circular sencilla de recorrer por el Geoparque de la Unesco Montañas do Courel, un recorrido de unos cuatro kilómetros y medio que nos invita a conocer no solo la Mina Romana do Covallón, sino también las minas de A Escrita y de O Vago, así como los sistemas de prospección minera y el Túnel de Augas Santas.
Todas las paradas tienen que ver con la explotación del terreno por el hombre hace ya más de dos milenios y en todas como el oro como el elemento preciado a encontrar. Se sacaban los pedazos de cuarzo de la roca, que eran llevados en peso hasta las zonas de trabajo o arrastrados por la propia agua hacia zonas más bajas. Después ese cuarzo se trituraba para convertirlo en polvo y encontrar de esta manera el oro.