Ruta entre paisajes naturales y aldeas con encanto en Beariz
La Ruta de Xirazga ofrece un fascinante recorrido que combina paisajes naturales con el encanto de las antiguas aldeas del concello de Beariz. Este sendero es perfecto para quienes desean disfrutar de la tranquilidad del medio rural y explorar la riqueza cultural y paisajística de la zona.
16.5 kilómetros
La ruta tiene una extensión de 16.5 km y comienza atravesando montes bajos y tierras de cultivo, antes de ascender a cumbres que regalan vistas espectaculares de los valles circundantes. Arrancamos en Alén y pasamos por zonas como Ricobanca o la playa fluvial para encarar el tramo final en la aldea de Doade.
Desde las alturas, los visitantes pueden apreciar la disposición alargada de los valles, salpicados de pequeñas aldeas, riachuelos y campos de labranza. Pero también hay momentos más íntimos en los que es posible tocar las piedras centenarias de las casas y disfrutar de la sombra de robles, castaños o abedules.
Este recorrido, de baja dificultad técnica, requiere unas 5 horas y media a pie o aproximadamente 2 horas en bicicleta. Para aprovechar al máximo la experiencia, se recomienda iniciar la caminata temprano, cuando las temperaturas son más frescas, especialmente en la subida principal si estamos en meses de más calor.
Uno de los atractivos más destacados de la ruta son las aldeas que salpican el camino. En ellas, el tiempo parece haberse detenido. Molinos, hornos, capillas, cruceros y fuentes cuentan historias de generaciones pasadas, mientras las fincas y las casas de arquitectura tradicional evocan la vida rural de antaño.
Cabe decir que, aunque el sendero está diseñado para caminantes y ciclistas, es posible realizarlo en quad o todoterreno, salvo un pequeño tramo final cerca de la aldea de Doade, donde los vehículos más grandes deben tomar un desvío por carretera.
La Ruta de Xirazga, en Beariz, recorre 16,5 kilómetros de paisajes naturales y aldeas llenas de encanto. Con un nivel técnico bajo, es ideal para caminantes y ciclistas, ofreciendo vistas panorámicas, bosques frondosos y un viaje por la arquitectura y la tradición gallega.