En el concello de Muxía nos encontramos con dos singulares rocas a las que les rodea un halo de misticismos, leyenda y costumbres. Se trata de la Pedra de Abalar y la Pedra dos Cadrís, lugares de referencia visitados por devotos y romeros a lo largo de los años y pegado al mar y al faro de Punta da Barca.
Pedra de Abalar
La historia cuenta que la Virgen llegó hasta Muxía montada en una barca de piedra para dar su apoyo al Apóstol Santiago en un momento en el que el pueblo mostraba su aversión hacia él y rendían culto al Sol. Hoy se doce que estas rocas tan próximas a la costa en Muxía son parte de esa barcaza de piedra en la que llegó la Santa.
A Pedra de Abalar tiene la particularidad de que se balancea cuando la gente se sube en ella, emitiendo un ligero sonido ronco. La tradición cuenta que este movimiento se produce cuando las personas que se suben en ella son inocentes de pecado. Otra leyenda es que se mueve sola para avisar de los peligros de los temporales en el duro invierno o para presagiar alguna otra desgracia.
La piedra en sí tiene un tamaño de unos 8,70 metros de largo por casi 7 metros de ancho y ha sido objeto de culto mágico-religioso desde hace siglos.
Pedra dos Cadrís
A Pedra dos Cadrís tiene forma de riñón y es otro de los restos de la barca de la Virgen, en este caso es la piedra que simboliza la vela. Según la costumbre, los romeros deben de pasar nueve veces bajo ella para curar sus dolencias reumáticas y de riñones. La piedra tiene propiedades curativas y una forma curiosa que deja un pequeño agujero por el que introducirse.
Debajo de esta piedra fue encontrada la imagen de la virgen, que fue trasladada a la iglesia parroquial, desapareciendo de esta y volviendo a su lugar de origen, construyéndose allí el Santuario da Virxe da Barca.
Estas dos piedras son las más famosas de esta zona, pero no las únicas. También son conocidas la Piedra del Timón o la Piedra de los Enamorados. Muy próxima y mirando hacia el mar está el Santuario da Virxe da Barca.