Baltar es un ayuntamiento localizado muy cerca de la frontera con Portugal, en la zona sur de la provincia de Ourense. Una de las peculiaridades que tiene Baltar es la existencia lo que hoy son solo los restos de una antigua aldea, una población en ruinas conocida como la Aldea de Rousía.
El contrabando Galicia-Portugal
La Aldea de Rousía debe su existencia a todo el comercio y tratos que existían entre gallegos y portugueses en la zona. El contrabando era parte del día a día y del modelo de vida entre ambos lados de la frontera y próxima a esta zona fronteriza se encuentra el conocido como el Camiño do Contrabando por el que circulaba mercancía en ambas direcciones.
En medio del monte de A Serra de Larouco encontramos el esqueleto de lo que antaño fue una vieja población situada a escasos 1500 metros del vecino país luso. El musgo, las hojas caídas en otoño o la frondosidad de los robles gallegos que pueblan esta zona montañosa escoden lo que hoy queda de aquella Aldea de Rousía, conocida así por la cercanía al pequeño riachuelo que lleva su mismo nombre.
Poco se puede apreciar hoy de lo que fue esa pequeña población al margen de algunos restos de los muros que conformaban las casas de la zona y la disposición entre ellas de lo que eran sus calles. Se sabe también que hubo cerca del lugar un viejo templo religioso con advocación a Santa Isabel y cuyo único resto conocido hoy es la talla de la Virgen que actualmente se puede ver en la iglesia de Montecelo, muy cerca de allí.
Para encontrar la aldea de Rousía hay habilitada una ruta de senderismo de unos siete kilómetros que pasa por la misma y recorre parte de la sierra.
Origen impreciso
Resulta complicado hablar de fechas para discernir el origen de la aldea de Rousía. En los archivos históricos aparecen referencias de un lugar conocido como A Rousía desde el siglo XVI, si bien no queda claro en ellos que e trate de una población en la que viva gente o se levantasen edificios. Sí hay referencias posteriores, de la segunda mitad del XIX en la que aparece por escrito el nombre de la aldea en un registro de boda.
El misterio también rodea a los motivos que supusieron el final de esta pequeña aldea y tampoco se conocen ni los motivos ni las fechas que llevaron a los habitantes de Rousía a dejar sus casas. Algunas voces apuntan a los problemas con los insectos que empujaron a la población al abandono, otras a que las condiciones de vida en la sierra no eran las mejores al ser ésta una zona sin servicios de agua, luz, etc. Otra teoría habla de un funesto final en el que la aldea se vio sometida al fuego de un incendio que la calcinó y acabó con la vida de algunos de sus habitantes.