RuinasJunto el Puente Cabaleiros de Arbo, a orillas del río Cea, encontramos la vieja instalación hoy en ruinas que era empelada como aserradero o industria de tratamiento de madera.
El aprovechamiento de las aguas
Aunque estamos más acostumbrados a ver estructuras junto a los ríos gallegos que hacían uso de la fuerza del curso de las aguas por el río para moler grano con uno o varios molinos, lo cierto es que los ríos eran también explotados para su aprovechamiento en algunas otras industrias que se beneficiaban de la energía hidráulica para mover su maquinaria. Los aserraderos eran parte de estas industrias instaladas en los cauces de algunos de los ríos gallegos.
En Arbo podemos hablar del Aserradero de Ponte Cabaleiros, un edificio también conocido como A Fábrica da Lus por su anterior uso destinado a central eléctrica. Se desconoce de manera clara el origen de este aserradero, pero hay constancia de que ya estaba en funcionamiento desde el siglo XVIII y que mantuvo la actividad por lo menos durante casi dos siglos.
En estado de abandono
Hoy el viejo aserradero de Ponte Cabaleiros se encuentra en un total estado de abandono. Lo componen las ruinas de varios edificios pegados al río. Podemos ver aún los viejos muros levantados en sillería y mampostería y los arcos de piedra de medio punto que soportaban la estructura por encima del cauce del río. Otras naves se entienden que servían como almacén o como zona de trabajo.
En otras naves se pueden ver aun algunos restos de las máquinas de vapor, algunas todavía con señales de carbón en el interior, que se empleaban para tratar la madera y algunas sierras. Analizando los restos entre las ruinas se puede sacar rápidamente conclusiones sobre la evolución que con el paso de los años fue sufriendo esta instalación. En un primer lugar se entiende por su ubicación que la energía del río era diferencial. Las máquinas de vapor dan a entender también el uso de este tipo de maquinaria en años posteriores y los restos de cables o de transformadores eléctricos que se pueden ver en sus ruinas hacen pensar que ya en el siglo XX también se pudo mover parte de la maquinaria con energía eléctrica.
